Junto a los vecinos del arroyo Galíndez

Estuve reunido con los vecinos que se nuclearon para decirle basta a las inundaciones que provoca el arroyo Galíndez. Sin dudas, como intendente estoy al frente de su reclamo. Es un reclamo justo porque tras años y años de faltas de obras, cada vez que llueve fuerte hay problemas graves. Los Municipios, por el presupuesto limitado que tienen, no pueden afrontar solos ciertas obras, porque son imposibles de pagar. La del arroyo Galíndez es una de esas.

Lo que sucede en torno al Galíndez ilustra dos cuestiones fundamentales de mi modo de ver la política.

La primera es la importancia radical de la participación vecinal en los asuntos públicos. Los vecinos se reunieron para conversar y debatir entre ellos, para juntos formalizar su reclamo ante el Estado. Y no se quedan en la queja, sino que proponen soluciones concretas. La gente nucleada en “Basta de inundaciones” es un ejemplo de mi concepción de vecino como sujeto activo. Con vecinos así comprometidos con el bien común, sin duda habrá Municipios mejores.

Y la segunda cuestión para destacar es lo imprescindible que resulta la articulación entre Nación, Provincia y Municipio. Esto debe quedar muy claro: no puede haber un proyecto municipal exitoso (y con exitoso me refiero a que logre mejorar la calidad de vida de los vecinos, no conseguir un lugarcito en una lista) sin un proyecto nacional. Si para un Gobierno nacional la obra pública es un gasto y no una inversión, como sucedió en los noventa, jamás se podrían conseguir los fondos necesarios para obras claves para la vida de población. Como lo es la del arroyo Galíndez.